Saberes ancestrales, la magia de Herencia Eco

Saberes ancestrales, la magia de Herencia Eco 

 

Por Mauricio Ochoa 

 

Pocos las conocen. Quizás muchos, siquiera, las habían escuchado o sabían sobre su existencia. Y está bien. El Guásimo (Guazuma ulmifolia), la Escoba babosa (Sida rhombifolia) y la Consuleda (Symphytum officinale) son plantas medicinales que, en departamentos como Chocó, son muy populares. 

Crecen de forma silvestre y su uso es múltiple y varía para cada una. Algunos les atribuyen propiedades desinflamatorias y cicatrizantes, otros las utilizan para tratar quemaduras y curar la diarrea, las hemorroides y los resfriados. También son empleadas para bajar la fiebre y prevenir  afecciones del corazón. 

Antiguamente se usaban, además, para tratar el cabello ante la inexistencia del shampoo o la falta de recursos para adquirirlo. Del Guásimo se decía, por ejemplo, que ayudaba a evitar la caída del pelo, mientras que la Escoba babosa actuaba como emoliente, es decir, hidratante que servía para proteger y lubricar la piel. 

Dignory Ruiz Conto creció en medio de esos saberes ancestrales. Luego de cursar el bachillerato en el Instituto Femenino de Enseñanza Integrado de Quibdó y estudiar química farmacéutica en la Universidad de Antioquia, esta quibdoseña, de alma emprendedora y sueños de grandeza, incursionó en el mundo de la cosmética en Medellín.

Tras cinco años, decidió retornar a la capital del Chocó. Allí comenzó a trabajar en sector salud, área en la que permaneció por otros cinco años. El conocimiento adquirido la impulsó a crear una línea de productos capilares naturales, con base en las plantas que tanto escuchó nombrar en su infancia. 

Un día un compañero del trabajo de ese entonces le presentó a su hija Claudia Fabirys Murillo Palacios, amante del manejo del cabello, quien venía elaborando productos de forma artesanal, a partir de la mezcla de otros ya existentes. 

Al escucharla y observar su iniciativa, Dignory le propuso que se unieran para empezar a crear productos cosméticos. En un pequeño local que tenía Claudia Fabirys emprendieron su lucha. Transcurría el mes de junio de 2018. 

“Empezamos artesanalmente. Realizamos mezclas con una batidora manual y ensayos en nosotras mismas. Estudiamos las propiedades de las plantas para determinar cómo las usaríamos”, señala Dignory, una esbelta morena, madre de dos hijos. 

 

La feria del éxito

La tradicional feria que se realiza en diciembre en Quibdó fue el escenario escogido para lanzar sus productos. A este evento no llevaron uno ni dos, sino seis artículos. Shampoo, acondicionador, crema para peinar, tónico capilar, activador de rizos y gel humectante hicieron parte de su catálogo. 

La calidad y efectividad de sus creaciones generaron una gran acogida entre los consumidores. “Se produjo una especie de bola nieve. Gracias al voz a voz tuvimos grandes ventas y eso nos permitió ir ampliando el mercado”, resalta Dignory, quien se desempeña como directora técnica y de calidad.  

Desde ese instante Herencia Eco, como ‘bautizaron’ el emprendimiento, en honor a la biodiversidad y la ancestralidad que impregna sus productos, no ha parado de crecer. 

Apalancadas por las ventas en Facebook e Instagram y las alianzas con distribuidores en varias ciudades del país, lograron recaudar los recursos necesarios para construir la planta de producción, dotarla de maquinaria para ampliar su capacidad y adecuar el centro de experiencias en el barrio Los Castillos de Quibdó, en pro de ofrecer mayor confort a los clientes que acuden al lugar a realizarse tratamientos y peinados, así como de los cuatro empleados que en la actualidad tienen.  

Con el paso del tiempo han ido incorporando más productos y presentaciones, que comercializan en Valledupar, Cartagena, San Andrés, Bogotá, Medellín, Pereira y Sincelejo, al igual que en Ecuador, a precios que oscilan entre los 18.000 y 30.000 pesos. 

“Nuestros productos están enfocados en tratar la resequedad del cabello, ya sea por causa natural o adquirida en el ambiente por agentes externos. Más que todo se utilizan en cabellos afro, pesados u ondulados. Son productos muy suaves, que no dañan la fibra capilar, pues tratamos que todas las materias primas sean de origen natural y que los conservantes se extraigan de plantas para que no sean tan agresivos”, explica. 

 

El poder de Río Quito

Un campesino Río Quito, un municipio muy golpeado por la minería ilegal, se encarga de proporcionarles las plantas medicinales. Una vez por semana, el labriego se embarca en un bote y atraviesa las turbias aguas del río Atrato para llevar los insumos que dan vida a Herencia Eco. 

“Hemos pensado en tener una parcela con nuestros propios cultivos por si queremos sacar una línea adicional, pero de no ser posible, queremos incentivar su siembra en Río Quito porque nos interesa trabajar con esa comunidad, ya que también se trata de generar empleo e impulsar nuevas cadenas productivas”, afirma Dignory. 

En mazo de 2020 el Invima les otorgó la certificación de la planta de producción y este año adquirieron una bodega en Medellín para mejorar la distribución de sus artículos. “Una de nuestras principales debilidades eran los envíos, teniendo en cuenta que las vías de acceso a Quibdó son muy malas. Eso nos estaba dificultando mucho las entregas a nivel nacional, por eso decidimos abrir una bodega en Medellín. Hemos venido trabajado duro para convertir esas debilidades en fortalezas”, recalca.  

Esa visión y capacidad de gestión les valido a Claudia Fabirys y Dignory a ser reconocidas a nivel departamental. La Cámara de Comercio del Chocó les otorgó, por ejemplo, el premio como mejor emprendimiento de la región.  

 

La pandemia, una oportunidad

A diferencia de otros emprendimientos, la pandemia jugó a favor de Herencia Eco. Sus ventas aumentaron, en gran parte, por el interés de muchos distribuidores de otras ciudades. 

“Causó un efecto positivo porque se incrementaron las ventas, quizás porque la gente se cuidaba más el cabello en confinamiento. Muchos distribuidores empezaron a encargarnos productos por Instagram y WhatsApp. Se acercaron, como la gran mayoría de las personas, luego de probarlos. No hemos tenido que usar campañas, ellos llegan solos y eso nos da una gran reputación”, manifiesta Dignory, quien señala que, no obstante, una de las estrategias que van a implementar este año es una campaña de publicidad para llamar la atención de más distribuidores y poder ampliar su presencia de marca en Colombia.

Aspiran, además, a incursionar, en el futuro, en el área de cosméticos con productos para la piel, ya que actualmente solo manejan la línea capilar. 

“La verdad nosotros creemos que tenemos mucho potencial. Siempre hemos pensado en grande. Queremos mostrar que de Chocó podemos sacar productos de exportación. Nos motiva poder generar empleo de calidad, pues nuestra región lo necesita mucho”, sostuvo. 

Dignory, Claudia y Herencia Eco propenden, de esta forma, por mantener la identidad cultural, los saberes ancestrales y las tradiciones populares, a partir del cuidado del cabello.

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